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La noche del oráculo
Paul Auster (como me gusta esta novela :-))
..Pero eso fue hace años. Pasamos juntos aquel trauma y luego le perdí la pista. Cuando acepté cenar con él la otra noche, esperaba pasar un rato aburrido, aguantar como fuese un par de horas de conversación insustancial y después largarme corriendo a casa. Pero me equivoqué. Me alegra decir que estaba equivocado. Siempre me resulta estimulante descubrir nuevos ejemplos de mis prejuicios, darme cuenta de mi propia estupidez, de que no sé ni la mitad de lo que creo saber...
..Se trataba de Richard, no lo olvidéis, una persona sin poesía alguna, un hombre con la sensibilidad de un picaporte...
otro pasaje genial:
..Ed responde con un gruñido, luego invita a Bowen a tomar asiento, refiriéndose inesperadamente a un pasaje de Walden mientras hace un gesto hacia la única silla de la habitación. Thoreau decía que en su casa había tres sillas, explica Ed. Una para la soledad, dos para la amistad y tres para la sociedad. Yo sólo tengo una para la soledad. Si añadimos la cama, quizá tengamos dos para la amistad...
y otro más:
...el objeto del viaje consiste en aprender humildad y compasión, tolerancia hacia los semejantes. Entre los cientos de antepasados que puede encontrar en la travesía, todo el espectro de las posibilidades humanas desfila ante el viajero, todos los números de la lotería genética acabarán saliendo. El viajero comprenderá que procede de un inmenso crisol de contradicciones y que entre sus antecesores se encuentran mendigos y locos, santos y héroes, tullidos y seres hermosos, espíritus amables y criminales violentos, altruistas y ladrones. Al ver tantas vidas al descubierto en tan poco espacio de tiempo, el viajero adquiere una nueva comprensión de sí mismo y de su lugar en el mundo. Se ve como un elemento de un vasto conjunto, y se ve como un individuo diferenciado, un ser sin precedentes con un futuro personal insustituible. Y entiende, por último, que sobre él recae la exclusiva responsabilidad de ser quien es.