Hay gente que disfruta del carácter imprevisible de la vida: del hecho de no saber nunca qué le espera a la vuelta de la esquina. Uno se despierta por la mañana y encara el día absoluta y dichosamente ajeno a todas las cosas que pueden irse a la mierda en las próximas veinticuatro horas.
El beso de Glasgow. Craig Russel
martes
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